Haciendo uso de los resquicios legales, los estatutos amañados y una camarilla de beneficiados a su favor, Esdras Romero Vega de nueva cuenta se impuso por tercera ocasión como secretario general de la Sección Uno del STPRM.
Haciendo gala de su control y tomando la intimidación como el arma recurrente, el esbirro de Carlos Romero de Deschamps, de nueva cuenta se apoderó de la primera silla del segundo gremio petrolero más importante del país.
Haciendo uso de sus estatutos totalmente favorecedores a quienes se encuentran en el poder lanzaron la convocatoria el lunes, los registros el martes y realizaron las elecciones el miércoles.
La estructura de los petroleros encabezada por Romero, Mario Neri Castilla, Hilario Cantú Villafuerte, Humberto Oliva y todos sus delegados generaron un grupo de choque, acarreó y amedrentamiento.
Siendo juez y parte ellos colocaron las casillas, las vigilaron y desarrollaron el conteo, tan amañado como quisieron dejando sin la posibilidad de competencia pareja al resto de los contendientes Hugo Cesar Venegas Leija de la planilla orinegra y de la Blanca, Sergio Castillo Calderon.
Quien se negó a registrarse fue Rodolfo Narváez Arriaga, aspirante a Secretario General de la Sección Uno por el grupo de Movimiento de Regeneración Nacional Obrero Sindical asegurando que “es anticonstitucional, y no vamos a validar esto pero si vamos a proceder legalmente”.
Mientras que a Manuel Treto, respaldado por Chuy Olvera, le negaron el registro por situaciones sin fundamento y fácilmente solventanbles.
Sin duda Romero Vega ya no tiene el control absoluto del Sindicato, cada vez son más las voces que le gritan que se vaya pero su ambición de poder disfrazado de amor al gremio lo hacen que siga haciendo de las suyas.
Al más puro estilo del rancio cacicazgo, la Sección Uno sigue en manos una camarilla de sujetos que han hecho uso del sindicalismo para enriquecerse de manera vil y descarada dejando de lado los intereses del grupo.