LA CRÓNICA DE UN RIDÍCULO ANUNCIADO

Lo que todos ya sabíamos, lo que era la crónica de un ridículo anunciado, el Tribunal Electoral de Tamaulipas (Trieltam) confirmó que Adrian Oseguera Kernion si ganó de manera legal la elección del pasado 1 de Julio a la alcaldía de Ciudad Madero.

En sesión abierta o pública celebrada en la sede judicial este lunes 20 de agosto, el organismo desechó los elementos presentados por la presidenta del PAN Madero María Esther Lozano y el entonces candidato y hoy alcalde de Madero José Andrés Zorrilla Moreno.

De esta manera se da uno de los más grandes reveses al empresario de la educación, quien en un derroche de soberbia -de la que acostumbra todos lo días- seguía pensando que ganaría el proceso con una “ayudadita” del gobierno del Estado, lo que no ocurrió.

Al parecer desde Ciudad Victoria ya no se quieren meter más con ese proceso y dejarlo ya como quedó, máxime cuando el próximo presidente de la República será justamente de la coalición “Juntos Haremos Historia”, Andrés Manuel López Obrador, evitando de manera muy inteligente ponerse con Sanson a las patadas.

Tampoco desde la secretaría general de gobierno se hizo absolutamente nada para impulsar a Zorrilla, sobretodo cuando éste no tiene buenas relaciones con el actual secretario de gobierno Cesar Verástegui “El truco”, con quien mantuvo diversas diferencias.

Pues ahora Andrés sale que acudirá a la justicia federal, que acaso nadie le puede decir que se deje de ridiculeces, que se dedique a cerrar con decoro su administración que en los últimos un mes y 21 días ha prácticamente dejado al garete.

Por qué sus múltiples asesores -todos ellos lumbreras de la política- como Jonatan Ruiz Álvarez y Ricardo Villarreal o la misma Patricia Guzmán no le dicen a Zorrilla que de este revés dado por Oseguera desde el Trieltam no se levanta.

En los pasillos de la presidencia lo único que se escucha son quejas, risas e incluso insultos contra el alcalde, quien lejos de dedicarse a seguir gobernando ha bajado los brazos y dejado que todos hagan lo que quieran, siendo uno de los peores cierres de gobierno local en la última década.

La basura abunda en las calles, las obras están prácticamente detenidas, hay despidos, falta de finiquitos y un creciente desacuerdo social expresado incluso en los pocos eventos a donde acude Zorrilla quien es encarado por la población que le exige lo que prometió.

El alcalde quizá esté acostumbrado a dar golpes certeros, pero este definitivamente no fue el suyo, y terminó en la lona noqueado por quien siempre y erróneamente vio como un rival débil.

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