Para no varias ni perder la costumbre, el Partido Acción Nacional (PAN) de Ciudad Madero se encuentra fracturado, producto de una incesante ambición de poder por parte de sus actores que nada abona a la consolidación de esta agrupación.
Pareciera que poco o absolutamente nada les importa mantener el poder que ganaron, dicho sea de paso, apenas el año pasado por el efecto electoral del hoy gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, y no por méritos propios o amplia popularidad.
Por un lado aparece el alcalde José Andrés Zorrilla Moreno, quien con su ambición de control, poder y amplia manipulación se ha empecinado en tener todo bajo su tutela, sin darse la posibilidad de confiar absolutamente en nada ni nadie, lo que lo tiene sumergido en constante estrés.
Dicen que es él quien trajo a la realidad la historia del secretario depuesto Juan Torres Saenz que lo acusan de atropellar y dejar terribles secuelas a un joven que hoy tiene 20 años y que ocurrió hace cinco años, con la intensión de sacarlo de la jugada electoral.
Hay quienes aseguran que el que está metiendo la cuchara en estas decisiones es nada más y nada menos que Ricardo Villarreal, el nada querido y ex panista que de manera totalmente errada es tomado como asesor de Zorrilla.
Este maquiavélico pero también predecible plan ha generado que se de un distanciamiento brutal entre los dos actores políticos que tenían mayor presencia en el PAN Madero, y que los conflictos san aún más profundos que con anterioridad.
Recordemos que Juan Torres es esposo de Esther Lozano, la actual presidenta del PAN Madero y que llegó al poder gracias al apoyo económico y político del propio alcalde y ahora no sabe la manera de quitarlos de ese puesto que el impulso.
Aparece un tercer actor, en este caso el siempre aspirante a la alcaldía Agustin de la Huerta Mejia, quien peleado con Zorrilla y separado de Juan Torres se convierte en el único beneficiado de esta disputa entre los panistas y el alcalde maderense.
La ambición de poder, puestos políticos y control de la escena local ha cegado a Juan y Andrés, quienes se han enfrascado en ambiciones personales que no les permite ver la complejidad del asunto y la cercanía del proceso electoral.
Los azules nunca entendieron ni aprendieron de los priistas, quienes pueden deshacerse en privado, pero al final de golpes, mordidas y puñetazos salen airosos y alzándose mutuamente la mano. Y eso señores los mantuvo 86 años en el poder. Aprendan por favor.