El ex gobernado de Tamaulipas Tomas Jesus Yarrington Ruvalcaba fue detenido este fin de semana en Florencia, Italia, luego de por lo menos 5 años de enfrentar imputaciones por los delitos de delincuencia organizada y nexos con el narcotrafico.
Mucho se ha hablado de esa captura, del gran pez gordo que ha sido atrapado, pero y las rémoras o peces parasito para cuándo, en que momento acudirán mínimo a rendir declaración.
Hay varios de estos pececillos aún sueltos y con pendientes como es el caso de el ex alcalde de Ciudad Madero Mario Alberto Neri Castilla, quien sencillamente sigue sin aclarar las acusaciones en su contra.
Fue la primera Semana de marzo cuando el Ayuntamiento de Ciudad Madero, encabezado por José Andrés Zorrilla Moreno, confirmó el inicio del proceso penal por peculado contra el petrolero que fue impuesto como alcalde por su jefe Esdras Romero Vega, actual diputado federal.
Se le acusa de no haber comprobado un presupuesto federal por el monto de 300 millones de pesos correspondientes a programas de obras y acciones sociales, reclamado por la Auditoría Superior De la Federación.
Pero al ex alcalde simplemente le ha valido la opinión pública y fiel al actuar de los petroleros se quedó callado, agazapado en la oscuridad de la Sección Uno, en espera de que la población olvide.
Prometió por lo menos en tres ocasiones dar rueda de prensa para explicar la situación, pero al parecer no tiene cómo hacerlo, por que a más de un mes sigue callado y señalado por el Gobierno panista.
Como es posible que con ese historial pretendan no dejar el PRI Madero que pese a su escandalosa derrota, con la candidatura de Humberto Oliva Barreda, sigan teniendo subyugado y con la intensión de volver a lanzar a otro petrolero.
Que alguien les explique a los súbditos del senador Carlos Antonio Romero Deschamps que no hay vuelta atrás, que hicieron un pésimo trabajo, que siguen teniendo pendientes que aclarar y que los maderenses no les creen.
Cayó Tomás, y seguramente con él vendrán varios encumbrados políticos y empresarios tamaulipecos, pero no perdamos la vista a los locales que también nos han jugado el dedo en la boca.