Jeffrey Hampton, un analista de datos de Cleveland, Ohio, percibe un sentido de urgencia como nunca antes había sentido en unas elecciones presidenciales. “Soy optimista y creo que habrá una gran participación. Trump ha prendido una llama por sus visiones racistas que hará que las minorías, no solo la comunidad negra, salgan a votar en masa. Yo mismo voy a votar este fin de semana”.
La papeleta electoral de este afroamericano, residente en Los Ángeles desde hace más de 30 años, estará marcada con el nombre de Joe Biden, “aunque yo hubiera preferido a Bernie Sanders”, reconoce. No le convencen las políticas del ex vicepresidente de EEUU en materia de fracking ni su polémica relación con las compañías de tarjetas de crédito. Por eso su voto será más de oposición a Trump que de apoyo a los demócratas. “El daño ya está hecho dentro del sistema judicial, con todos esos jueces conservadores en el Supremo que ha colocado el presidente, pero al menos podemos reparar algunas cosas desde dentro”.
El voto útil de Hampton refleja la tendencia de una mayoría dentro de la minoría negra de Estados Unidos, el 13% de la población de la primera potencia mundial. Están votando de forma masiva desde hace días con la intención de hacer trizas las opciones de reelección del presidente Donald Trump. Las colas en varios puntos de la geografía americana son una buena muestra de ello.