Por increíble que parezca, el primer cuadro del municipio petrolero es el que más descuidado se encuentra en la actual administración…
ESPECIAL
Para darse una idea de la importancia que actualmente le está dando al centro de Ciudad Madero la administración municipal, no hay que hacer más que echar un vistazo a la parte trasera del predio que ocupa el ayuntamiento: en la esquina nororiente un par de contenedores de basura con las tapas abiertas todo el tiempo, ocupando los dos carriles destinados en esa cuadra para el estacionamiento en “batería”, hacen lucir a dicha parte del primer cuadro como el patio del taller de Servicios Públicos.
Es en este último donde se resguarda los camiones de basura descompuestos y otras unidades vehiculares inservibles del municipio, pero aunque suene a exageración no lo es: basta caminar por esa misma calle hacia la esquina sur del tramo para encontrarse con un quiosco de revistas que lleva abandonado ya varios años, y si bien es cierto que el actual gobierno puede tomar distancia atribuyéndole tal descuido a la gestión anterior, que duró seis años, lo cierto es que la administración que corre lleva ya más de medio año: 8 meses, para ser exactos, lo cual equivale a una sexta parte y un tercio de otra del trienio que está corriendo.
Y para acabar de constatar que esta nota de observación crítica no incurre en exageración, hay que atravesar solamente a la contraesquina frontal de la presidencia municipal, es decir, hacia la Plaza Isauro Alfaro, para entonces advertir lo que es más que evidente: la construcción que dejó inconclusa en dicho espacio público el próximo pasado gobierno, es decir: “el salón de usos múltiples”, que no es sino la galera enfrente del edificio de la Sección Uno del sindicato petrolero, pero forrada, sigue tal y como la recibió el actual cabildo, o sea sin terminar, carente de puertas, ventanas cielo raso y demás acabados, tanto estéticos como funcionales, porque sólo están los puros huecos y al interior se sigue percibiendo aquello como una obra negra.
¿Que falta mencionar más? ¡muy cierto! En el subsuelo de dicha manzana, es decir: el estacionamiento subterráneo de la plaza Isauro Alfaro, sigue siendo también una vieja obra a medias y en ruinas, una cochera que más que sótano da la apariencia de catacumbas, o: ¿qué persona se atreve, en sus cinco sentidos, a adentrarse ahí sin compañía, aunque sea de día, sin el temor de que la atraquen, o en el peor de los casos la sumen a la lista de desaparecidos de esta zona del país…?
Se dice, y con razón de sobra, que toda comparación es odiosa, pero aquí sólo pondremos una muestra de lo que se esperaría del municipio maderense en la actualidad: que como en Tampico, desecharan ya los contenedores de basura, al menos los que afean a la calle de atrás de la presidencia; que, al igual que en el caso del vecino territorio tampiqueño, asumiera la ciudad el control total del estacionamiento subterráneo; y que, parecido a lo que hizo la pasada autoridad tampiqueña, un buen día se hicieran los occisos y no se viera más un viejo quiosco de revistas desocupado arruinando la imagen del centro encima de una plaza.
Y vaya que hemos empezado por hablar sólo de un par de manzanas del primer cuadro de Ciudad Madero, porque ya estaremos hablando de otros muchos detalles que hay a lo largo y ancho del municipio y que hacen añorar a la administración blanquiazul, que encabezó Andres Zorrilla Moreno.