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Por atacar a un gobierno, acaban provocando terror psicológico en la red, sobre todo entre quienes suelen creer lo peor a la primera.
Si es usted una persona prudente y cautelosa, que no suele creerse todo a la primera, como tampoco desacreditar aquello cuya verdad salta a la vista, no tiene nada de qué preocuparse.
A menos que entre usted en el rango o categoría de los “haters”, odiosos de las redes que inventan historias sólo por el placer de asustar a los demás, de hacer pedazos la imagen de las personas que no les caen bien, o simplemente de sumarse a una mentira, engordándola o no, para estar nada más de ese lado.
Del lado de la mentira, como es evidente que lo está el cabeza de chorlito, cobarde con o sin faldas, pero indudablemente sin pantalones, que bajo el supuesto nombre, es decir “nickname” de “Lupitha (hasta eso: chairo para escribir) Torres”, se inventó el texto que viene en la captura aquí mostrada, con el título bien puesto y en mayúsculas de falso.
Una calificación que trae muy bien atravesada y con letras rojas la falsedad esa que ni tiene caso repetir, porque se confundiría más a la gente, pero que es tan fácil de descubrir, de sacar a flote cual mentira es, que sólo los que jamás aprendieron a leer (lo que se llama leer y comprender la lectura) se tragan el cuento.
Sin comas ni buena ortografía y con palabras mochas, como cualquier texto informal (nada serio) de la red, el escrito ese al que acompañan “caritas”, o sea: “emojins” (¡cuánta seriedad!), no refiere los datos básicos de una noticia.
Detalles como son: día y hora (cuándo), lugar específico (dónde exactamente), nombres (quién… uno solo aunque sea), y lo más importante, que es la fuente: aunque el relato está en primera persona, carece de firma y nunca empieza diciendo algo así como “yo, la del nombre en la parte superior, la dueña de la cuenta, la chismosa fulana que esto comparte”… nada.
Así que “aguzados”, cuídense de compartir “fakenews”, porque en una de esas puede que sea un familiar propio el que acabe con angustia y psicosis por “la broma” o descuido de compartir aquello que es mentira.