Juanita Espinoza, mujer de campo y amor por Altamira celebra un siglo de vida

ALTAMIRA, TAM.- Cien años se dicen fácil, pero llegar a un siglo de vida es un hito relevante para la vida de quien logra esta longevidad, como el caso de la señora Juanita Espinoza Vázquez quien vio pasar momentos históricos que marcaron su vida personal pero también la vida social, cultural y política en Altamira, el estado, incluso de nuestro país.

Un 20 de octubre de 1922, en Guanajuato, vio la luz de la vida y años más tarde el destino la trajo a radicar en la localidad de Esteros del municipio de Altamira, como madre de cinco hijos, logro forjar personas de bien que hoy en día con una lucidez plena recuerda todos esos gratos y no tan gratos momentos de su vida.

Sus familiares relatan que solo toma una pastilla para la presión y no padece los achaques de la edad, sin embargo con lo único que tiene dificultades es para escuchar, pero encontraron la forma de comunicarse escribiéndole en un cuaderno y sorprendentemente ella no necesita lentes para leer.

Junto a sus hijos Antonio, Laura, Rosa y Celia estuvo acompañado este día en el que festejo su onomástico, así como sus nietos y bisnietos, agradeciéndole a la vida y al supremo Dios, que le haya permitido llegar a una edad tan avanzada, confesando que “desde cuando esperaba la muerte y he llegado a 100 años”.

Doña Juanita aclara que el secreto de la longevidad esta en no tener secretos para nadie y que si lo tuviera, no hubiera llegado a los 100 años, recalcando que es y fue una mujer aguerrida, tras enviudar no se le cerró el mundo como a muchas mujeres de la actualidad y ella acudía a la pizca de chile, vendía empanadas de piña y hasta vendió productos de catálogo de Avon.

Vestida de rosa pastel, su familia le agasajo con el tradicional mole y adobo con arroz, mientras a ella la emoción le invade al venir a su mente recuerdos de fechas importantes, incluso de historias contadas por sus antepasados que recuerda con total lucidez y que ha ido transmitiendo a sus descendientes.

Espinoza Vázquez pasa el tiempo en un viejo telar y bordado en mano, si como una prensa industrializada de bordado mecanizado, es sin duda una mujer bragada que tiene mucho que contar y que entre lagrimas y risas se dice bendecida junto a su hermana Belén quien entre broma le dice que en 5 años mas la alcanzara en el centenario de su nacimiento.

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