ALTAMIRA, TAM.- Este lunes 29 de agosto dio inicio el nuevo curso escolar 2022-2023 a nivel nacional y las escuelas de la zona rural no son la excepción, como en el caso de Altamira, el municipio mas grande del sur de Tamaulipas y que por su geografia al estar rodeado de agua, tiene zonas donde no es posible entrar por carretera o el tiempo de traslado duplica el hacerlo en lancha.
Es así como se ha pasado página con respecto al Covid y, salvo que la situación epidemiológica dicte otra cosa, las clases recuperarán la normalidad tal y como era hasta marzo de 2020, por lo que docentes se enfrentan al gran reto de tomar una embarcación, navegar entre minutos a una hora por las aguas de la laguna del champayan y el rio Tamesí para posteriormente incorporarse a sus escuelas.
Ocho maestras de nivel básico harán este maratónico recorrido de lunes a viernes, desde muy temprano al amanecer para estar a las 8:00 en sus salones, se trata de Ocho maestras, María Antonia González, de la telesecundaria Eusebia banda Sevilla del ejido Martina Martínez, también la maestra unitaria de la escuela Eustolia Vargas del Ejido Cruz Grande, la primaria Narciso Mendoza en Cues de Palma alta, la maestra Aranza del padre Hidalgo en ejido Martina Martínez y Araceli Vargas de Cues de palma alta.
Señalan que es un reto porque hay días de norte, de lluvia, frio, neblina y son consientes de la situación, por lo que en sus clases solo piden lo que se va ocupar porque los padres viven de la pesca y ganadería con sus limitantes, por lo que el regreso a clases presenciales representa lo máximo porque no son iguales, en una escuela urbana, el maestro llega en su coche y se mete a la escuela y en los ejidos es complicado, tienen que recorrer hasta una hora en lanchas.
Añadieron que en las escuelas rurales los padres de familia son muy participativos y apoyan para tener en funcionamiento sus escuelas, el municipio da la gasolina para las lanchas y los padres de familia ponen la lancha para que sus hijos puedan recibir educacion pública.
Añadieron que algunas maestras dan clases a tres grupos de primero a tercero y otra de cuarto a sexto, mientras que otra da clases a los seis grados y kínder atendiendo a unos 5 alumnos, porque uno piensa que va llegar a dar clases a un salón con 30 niños y en realidad se tiene que dar a todos haciendo malabares para coordinarse y no descuidar a ninguno.
Refieren que se necesitan más maestros porque es un trabajo difícil se necesitan más los apoyos, se necesitan aulas equipadas y a pesar de que hay carencias, los padres apoyan, sin su apoyo no se podría trabajar, por otra parte, ellas traen libros para entregar, se preocupan porque tengan su material y hasta les buscan las becas a los niños para que continúen sus estudios.