La gente en Bahamas rescataba este miércoles a víctimas del huracán Dorian con motos acuáticas y una excavadora, mientras la Guardia Costera estadounidense, la Marina británica y un puñado de grupos humanitarios trataban de llevar alimentos y medicinas a los sobrevivientes.
Los aeropuertos estaban inundados y las carreteras impracticables, después de que la tormenta más fuerte jamás documentada en Bahamas se instalara sobre las islas de Ábaco y Gran Bahama y las castigara con vientos de hasta 295 kilómetros por hora y lluvias torrenciales antes de moverse por fin hacia aguas abiertas en dirección a Florida.
En la costa estadounidense, la gente ultimaba sus preparativos para una tormenta que seguía mostrando peligrosos vientos de 168 kilómetros por hora, lo que la clasifica como de Categoría 2.
Al menos siete personas murieron en Bahamas, y aún se desconoce el alcance total del desastre
Los vendavales del meteoro y sus inundaciones de agua turbia destruyeron o causaron graves daños en miles de viviendas, afectaron a los servicios en hospitales y atraparon gente en desvanes.
Cinco helicópteros de la Guardia Costera volaban casi cada hora a la maltrecha Ábaco y evacuaron a más de 20 heridos al principal hospital de la capital. También marineros británicos acudían para prestar ayuda. Unos pocos grupos humanitarios independientes intentaban llegar a las islas afectadas en el norte del archipiélago.
En las Bahamas, el portavoz de la Cruz Roja Matthew Cochrane dijo que se cree que más de 13 mil viviendas, alrededor del 45% de las residencias en Gran Bahama y Ábaco, sufrieron daños severos o quedaron destruidas por completo.
Funcionarios de las Naciones Unidas indicaron que se necesitarán alimentos para más de 60 mil personas en las islas, mientras que la Cruz Roja señaló que unos 62 mil residentes requerirán agua potable.