Dos incrementos a la materia prima en medio año, una tarifa de agua equiparada al corredor industrial, y los aumentos sucesivos al precio del gas, los están haciendo quebrar, por lo que aumentará el costo del kilo en un peso.
El costo de la harina de maíz había ya aumentado el segundo mes de este año, pero antes de que se cumplieran seis meses ese producto, materia prima de los expendedoras de tortillas, se incrementó nuevamente, llegando a valer en este momento 500 pesos más de lo que valía al iniciar 2018: está en 11 mil 850 la tonelada.
Tan sólo el saco les cuesta, a los productores de tortilla, 247 pesos, y en cuanto al precio del agua para sus procesos de elaboración, ese recurso se los pasan en tarifa industrial y no comercial, por la maquinaria que utilizan, lo que hace que su sector, aunque modesto y hasta de microempresarios, sea equiparado, por los operadores de las aguas nacionales, con el de las grandes fábricas o plantas manufactureras.
Molineros y tortilleros mexicanos invierten cuando menos un 20 por ciento de su presupuesto en el pago de agua, pero además el gas, energético que emplean para mover toda su maquinaria, una pequeña línea de producción, es otra de las inversiones en las que se va buena parte del capital de esas pequeñas empresas.
En 2017, por citar un ejemplo, el litro del gas licuado de petróleo (LP) cerró en 8 pesos con 70 centavos, y en este momento cuesta ya 10 pesos con 88 centavos, aunque el incremento del hidrocarburo es constante, y a ello se debe añadir otros gastoa de producción y el sueldo de los empleados que tiene cada tortillería: el salario mínimo aumenta cada año.
Todos esos factores son los que, señalan empresarios del ramo que operan en la región sur de Tamaulipas y norte de Veracruz, están haciendo que el ese sector de la economía decrezca seriamente, por el cierre de negocios que no pueden ya seguir sosteniendo su planta productiva.
Aún así, los tortilleros y molineros agrupados en distintas organizaciones, y dueños de varias pequeñas cadenas de tortillería, han logrado acordar que el precio por kilo de tortilla no aumente más de un peso, esto a partir del próximo jueves 9 de agosto.
Los empresarios dicen estar conscientes de lo difícil que será asumir ese incremento para las familias, aunque también consideran que cada persona que vive de esa rama productiva tiene su propia familia, y un peso no hará tal vez que colapse un hogar, como sí se romperá el equilibrio financiero en la industria tortillera si no se hace un ajuste al costo de su producto, por mínimo que sea.
