El poder, el dinero o la gran influencia que tiene en la administración del presidente municipal de Ciudad Madero, José Andrés Zorrilla Moreno, ha ocasionado que la Secretaría particular Patricia Guzmán haya enloquecido.
La funcionaria peca de soberbia, altanera y sobrada, llegando al grado de ser de las más odiadas entre los integrantes del Cabildo quienes en repetidas ocasiones han tenido que hablar con el alcalde para que la controle.
La problemática es tal que incluso ha tenido fricciones con diversas líderes de colonia que han amenazado con acudir a manifestarse a la presidencia municipal, ya que han sido objeto de desplantes y groserías por medio de la Secretaría Particular.
Los representantes de los sectores aseguran que Guzmán es el más grande bloqueo que tienen para llegar a Zorrilla, ya que pese a que quieren tratar temas de relevancia simplemente nunca les permite que establezcan un contacto directo con el munícipe.
Si bien es cierto Paty se ganó el puesto que ostenta ya que en la campaña de Zorrilla fue la única que le apostó a los recorridos completos, le apostó al proyecto y se la partió al grado de ser sacada desnatada de un evento en la zona norte.
Pero en el camino perdió el piso, se le olvidó que ella viene del trabajo diario, al haber sido asistente personal de Zorrilla en su colegio, y ahora simplemente parece que absolutamente nadie la merece.
Pero al interior de la administración se ha enfrentado prácticamente con todos, teniendo problemas con los síndicos,secretarios y directores a quienes en el momento que quiere les gritonea creyéndose la vicepresidenta de Ciudad Madero.
Y la locura mayor radica en que tiene la intencion de ser considerada como quien releve de manera interina a Zorrilla en el momento que se vaya a la campaña para la reelección lo que está fuera de toda lógica ya que de inicio no sabemos si Zorrilla se va y en segunda Paty sería la última opción.
Ojalá Patricia caiga en cuenta que el poder es tan efímero y volátil que al cabo de unos días nada quedará de el, pero los amigos y enemigos que se ganan en la función pública, esos si, duran para siempre.